Plzen

Poco os podemos contar sobre Plzen, ya que apenas estuvimos mucho tiempo, más bien fué parada de descanso, hasta llegar a Praga. Debíamos de llevar unas 4 horas al volante, pero con la velocidad que llevábamos por las autopistas alemanas, nos nos dimos cuenta, aun así, ya empezábamos a estar sedientos. Así que, cuando vimos el cartel en la carretera de: Plzen; se nos abrieron los ojos y mirándonos mutuamente, supimos cual iba a ser nuestro siguiente paso. Al entrar al pueblo, vimos la destilería Pilsner Urquell, pero no pudimos visitarla, debido a que estaba cerrada. Decidimos buscar un sitio céntrico para poder relajarnos y poder tomar la tan deseosa  cerveza. En cuanto conseguimos aparcar, rápidamente, nos dirigimos a un bar que había en la plaza del pueblo. Digo rápidamente, porque luego esto tubo su repercusión.

Nos pedimos dos Pilsner y nos las tomamos en la terraza junto a unos puritos de crema. Uff! eso si que es vida!! No hartos, con la primera, decidimos tomarnos otra más, y cuando ya habían bajado estas y yo me dirigí al lavabo, me di cuenta de que el bar tenia conexión Wi-fi totalmente gratuita. Así que, esta vez las dos siguientes, nos las bebimos dentro del bar mientras contactábamos con el exterior y tratábamos de enterarnos, de que es lo que había pasado exactamente en Roma. Ya que fué en durante nuestro viaje, que supimos del terremoto que azotó la ciudad.

Después de asombrarnos, dimos gracias, de no haber decidido haber echo el viaje por Roma, y lo hicimos tomándonos, otra cerveza más. jajaja! Entre tanta celebración, el alcohol, empezó a hacer efecto, y decidimos irnos a dar una vuelta para mitigar sus efectos antes de volver a conducir.

Había oscurecido en Plzen, y el cielo estaba nublado. Motivo por el cual, nos encontramos con una ciudad, un tanto gris y con poco encanto. Pero cuando llevábamos unos metros caminando, vimos una especie de Zoo de Reptiles en un edificio. Como no teníamos mucho que hacer, y aunque había que pagar algo, decidimos entrar, y la verdad, es que no nos decepcionó; ya que habían más de 200 especies, entre reptiles, anfibios y arácnidos. Hicimos unas cuantas fotos y al salir, había empezado a llover. Con el estomago algo revuelto, decidimos entrar en un "badulake" a comprar algo de comida, y después de intentar descifrar los códigos de las estanterías, decidimos comprar  unos y algo de tabaco e irnos a en busca de algún centro comercial.

Encontramos uno a escasa distanciad de donde estábamos, tenía dos plantas y alguna que otra tienda interesante. Recuerdo que compramos algo una de las tiendas de ropa, pero no recuerdo el que. En el supermercado, que esta vez era un pelín más internacional, compramos la cena del día, y algún que otro pack de cervezas para el resto de nuestro viaje (siempre es bueno prevenir). Cuando ya lo teníamos todo, nos dirigimos hacia el coche, y al llegar...sorpresa!!! las luces estaban encendidas. Vaya tela!! Rápidamente y con los dedos cruzados, intento arrancar el coche y...BINGO!!! no arranca :( . Tanta prisa tuvimos por ir a beber, que nos nos dimos cuento de las luces. Bueno a decir verdad, no me di cuenta yo, pobre Jaume. Algo había que hacer, si queríamos seguir con nuestro viaje y eso pasaba por llamar a algún servicio de grua o por pedirle ayuda a alguien, así que optamos por lo segundo. Nuestra primera tentativa, no funcionó muy bien, mas bien, hizo que nos cagáramos en todo . Malditos bastardos!!! Pero la gracia, nos saludo, por mano de un joven que estaba paseando de vuelta a casa. Muy amable nos preguntó si teníamos algún problema´y al explicarle la solución, nos dijo, que no nos moviéramos de ahí, que iba a traer su coche de donde lo tenía aparcada para cargar la batería con las pinzas. Mientras estábamos esperando, que causalidad! aparecen 2 parejas hablando español, a lo que rápidamente, entramos nosotros a saludarles y comentarles nuestro problema, por si el chico no venía. Ellos tenían el coche bastante lejos, pero nos dijeron, que si no veía el compi, nos echarían un cable. Y mientras esperábamos se venía el checo, ellos esperaron con nosotros, explicándonos el porque estaban ahí, preguntándonos a nosotros y como no, recomendándonos enclaves que no podíamos dejar de visitar. Nos fue al pelo! así que no hay mal que por bien no venga.

No tardó mucho en llegar el checo, y después de despedirnos de los españoles, nos pusimos manos a la obra. En un periquete y bloqueando todo el trafico, conseguimos arrancar el coche y después de agradecerle la ayuda a nuestro salvador, pusimos rumbo a Praga.